Captura corporativa y cumplicidad estatal

Existe una intencionalidad deliberada de las corporaciones para que las decisiones que se toman en distintos espacios de regulación nacional y multilateral, estén diseñadas para proteger sus intereses y aseguren que el funcionamiento de sus actividades extractivas y contaminadoras continúen, así como el flujo que asegura sus ganancias.

Por otro lado, existe un interés deliberado de los Estados y tomadores de decisiones, de asegurar las inversiones de privados y transnacionales para mostrar al público el éxito de indicadores macroeconómicos, al mismo tiempo que responden a los intereses de enriquecimiento personal, derivados de la “viabilización” de “actividades económicas” que van en detrimento de la población y el medio ambiente.

La complicidad estatal es el resultado de la falta de voluntad política de avanzar hacia transformaciones profundas, y el mezquino interés de enriquecimiento personal al que los operadores estatales se acaban acostumbrando. En muchos casos es más adecuado hablar de complicidad estatal en lugar de captura corporativa para evitar dar un mensaje paternalista y romántico de los gobiernos de turno.

Lamentablemente, los espacios multilaterales como las Naciones Unidas, han sido capturados por las corporaciones transnacionales, lo que ha permitido que las crisis ambientales, alimentarias, de vivienda digna, sanitarias y de salud, sean convertidas en negocios y no en urgencias que deben ser resueltas de manera inmediata, como el cambio climático.


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