Llamada de forma abreviada COP (por su sigla en inglés), son las sesiones de trabajo entre los países vinculados a la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC). Allí, cada país envía una delegación de funcionarios públicos o consultores asociados a las autoridades nacionales, que deben, por su propia organización política, asumir las tareas emanadas de los compromisos firmados y aceptados por las partes, es decir, por los países. Desafortunadamente, las delegaciones de los países del norte global son financiadas por empresas, corporaciones y gremios (petrolero, financiero, de pago por servicios ambientales, energéticos), y por lo tanto representan sus intereses. Así mismo, muchas personas que participan como funcionarios públicos buscan imponer sus propias agendas comerciales nacionales, por lo que la Conferencia de la Partes en realidad no representa interés ecológico, ni promueve, o al menos reconoce las causas de la crisis climática como un problema planetario, sino que impone, a través de prácticas de cabildeo, corrupción y soborno, sus propuestas de capitalismo verde y economía de compensación.
Durante las COP, que son meras cumbres de negocios, nunca se habla de dejar el petróleo en el subsuelo ni de las reales soluciones propuestas desde los pueblos, es así que desde sus inicios, se organizan de forma paralela a las negociaciones oficiales, las Cumbres de los Pueblos, en donde se levanta la voz de las víctimas de los desastres climáticos, de los pueblos en resistencia y de las verdaderas soluciones al calentamiento global.
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