Las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (Nationally Determined Contributions en inglés) son el núcleo del Acuerdo de París; en ellas los países signatarios han presentado los supuestos esfuerzos que harán para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Las NDC marcarán la línea base de cada país para arrancar con los negocios de las compensaciones a nivel global. Esto se hará mediante el uso de “resultados de mitigación de transferencia internacional” que viene a ser la nueva mercancía en el mercado climático.
Así, un país del Sur en su NDC habrá prometido que reducirá un determinado porcentaje de emisiones, pero que, si recibe una “contribución” económica, esta reducción será mayor. Está claro que a los países les conviene inflar las supuestas emisiones futuras incondicionales para que la diferencia entre estas y aquellas condicionadas al dinero sea mayor. Esta diferencia es la que será vendida en la forma de resultados de mitigación y por ende, como compensaciones de carbono, a otros países cuyos planes de reducción no son tan ambiciosos.
Las NDC son en realidad un embuste disfrazado de promesas y los nuevos portafolios de los Estados en los negocios climáticos.
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