Las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) son “soluciones” para que el capitalismo pueda seguir extrayendo y destruyendo la naturaleza. Se las llamó así por primera vez hacia el 2009 y están respaldadas por Naciones Unidas, por empresas petroleras como Shell, Chevron, Total, ENI y BP, o empresas mineras como BHP; también transnacionales de la conservación como la UICN, The Nature Conservancy y Conservation International.
Con las SBN, las corporaciones pueden justificar la contaminación señalando que “no necesitan dejar los combustibles fósiles en el suelo, que no necesitan frenar la agricultura industrial, o detener la minería”, puesto que -supuestamente- “los árboles, los suelos y los océanos pueden limpiar el dióxido de carbono que viene de los combustibles fósiles”.
Son tierras que prefieren sin los pueblos, indígenas y campesinos, y si esto no es posible, que acepten que se les pague un poco por el servicio ambiental que venden. Las SBN, a su vez, permitirán el acaparamiento de tierras para así poder compensar las pérdidas de biodiversidad o la afectación del agua, causadas por la agricultura industrial o el extractivismo.
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